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20 agosto, 2006

Servicio social

Bueno,bueno, qué alegría. Resulta que mi blog sigue rompiendo fronteras, y ahora me escriben nada menos que desde Perú pidiéndome consejo y asesoramiento. Me siento amado y respetado como si fuera el chamán de mi tribu. Querida Ana, para ti y para todos los niños y niñas que pensáis viajar algún día a Sydney para estudiar en la UTS (o para lo que sea) aquí van unos cuantos consejos y avisos para navegantes. Espero que os sean útiles.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la UTS tiene tres localizaciones principales:

Yo estoy situado en el City campus, que es el más próximo al centro de la ciudad. Es importante tener en cuenta cuál de las tres zonas os corresponde, ya que están muy alejadas entre sí.

Una vez sepáis la zona geográfica que os corresponde, tenéis que fijaros en los nombres de los barrios (suburbs) más cercanos, para comenzar por ahí la búsqueda de alojamiento. Esto es complicado y un poco frustrante al principio, ya que el número de estos barrios es muy elevado. Lo mejor es que preguntéis a alguien de la Universidad con quien tengáis contacto y que os recomiende. En mi caso, los candidatos eran Chippendale, Haymarket, Ultimo, Glebe, Darlington, Redfern... Los primeros días los dediqué a conocer estas zonas. Finalmente me decidí por Glebe. Hay que tener presente que los barrios más próximos al centro tienden a ser más caros. Hay quien opta por buscar en zonas más alejadas, y utilizar el transporte público para llegar a la Universidad. Yo tardo aproximadamente 20 minutos-media hora en hacer el trayecto andando, y me ahorro una pasta en transporte. También es bonito vivir cerca del mar, sobre todo si se tienen unas buenas vistas de la bahía, o de la city con sus rascacielos.

Una vez decidida la zona hay que ponerse manos a la obra. Para ello aquí van unos cuantos sitios web interesantes:
Sydney es una ciudad con gran afluencia de estudiantes, en la que compartir piso es algo muy habitual. En cualquiera de los sitios anteriores encontraréis una amplia variedad de modalidades de alojamiento, tanto si queréis compartir como buscar un lugar propio. Yo vine con la idea de buscar un apartamento para mí; el problema es que es difícil que te alquilen algo por un tiempo inferior a seis meses. Además, tanto las habitaciones en pisos compartidos como los apartamentos están muchas veces sin amueblar. Para esto último también existe solución, pues hay gran cantidad de establecimientos en los que es posible comprar o alquilar este mobiliario...¡e incluso te lo llevan a casa! Yo preferí la opción más cómoda de buscar una habitación ya amueblada. Respecto al tema de residencias de estudiantes y similares, yo lo desaconsejo... No es un alojamiento de gran calidad por el precio que se paga, y se aprovechan de estudiantes que reservan su habitación desde su país de origen sin conocer la situación sobre el terreno. Mi consejo: buscar una vez en Sydney, aunque sea necesario pasar uos cuantos días en un hotel (que por cierto, los hay de todos los precios y calidades).

Además, los tablones de anucios de las universidades están repletos de anuncios de pisos compartidos. Sólo hay que apuntar los números y llamar a los más interesantes... pero llamar rápido, porque algunos desaparecen volando. Finalmente, La UTS proporciona un servico de ayuda para buscar alojamiento muy interesante.

Algunos otros lugares útiles para moverse por Sydney os los pongo a continuaión:

Cómo localizarse en Sydney. Mapas y demás:
Sistema público de transporte de Sydney:
Bueno, espero que todo lo anteior le sea de utilidad a alguien. Ah, y por cierto... me alegro de que te guste mi blog, Ana, y espero que sigas entrando ;) ¡Lo mejor está por llegar!

15 agosto, 2006

Rayos y Centellas

Tras algunos días con el cielo despejado y el Sol brillando en lo alto, el mal tiempo ha vuelto. Después de la comida, el cielo se ha ido oscureciendo, hasta que a media tarde ha estallado la tormenta. Según comentan en el Sydney Morning Herald, este tipo de tormentas no son habituales hasta el mes de septiembre. Así que el acontecimiento ha pillado algo desprevenida a la gente, que corría despavorida por las calles buscando refugio.

Los más osados, se asomaban a sus ventanas cámara en mano para inmortalizar el acontecimiento. Aquí podéis ver más fotos de la tormenta y el granizo que ha caído esta tarde en Sydney. Yo he sido uno de estos intrépidos aventureros. Aquí va mi pequeña contribución (el vídeo lo he grabado en la puerta de la universidad, donde me encontraba cumpliendo con mi obligación de buen estudiante e investigador):

Cambiando de tema, los australianos están muy concienciados en lo que a respeto por el medio ambiente y reciclaje se refiere. No sólo se pueden encontrar en los comercios productos alimenticios de origen natural (organics, como aquí los llaman) e incluso productos de limpieza libres de químicos industriales (en mi casa, sin ir más lejos, limpian la placa de la cocina con un guante especial, sin usar ningún tipo de líquido o detergente), sino que incluso hay carteles en los supermercados en los que animan a evitar el uso de bolsas de plástico, de manera que cada consumidor use sus propias bolsas reutilizables. Yo ya he comprado la mía. En la universidad también se practica esto del reciclaje, y al lado de cada mesa se pueden encontrar estas prácticas cajas de cartón con instrucciones, en las que puedes depositar todos aquellos papeles y similares que ya no sirven, pero que pueden ser aprovechables.

Dicen que en Australia hay sequía. A juzgar por lo que he visto llover desde que estoy aquí, se quejan de vicio. Dicen que el problema es que no existen suficientes embalses para almacenar el agua que cae. También existen plantas depuradoras, pero en todos los lugares de Australia la gente ha decidido por votación no utilizar este agua reciclada para consumo doméstico. Así que se están planteando la construcción de plantas desalinizadoras. En la empresa de Carlos, uno de los chicos con los que comparto casa, van a acometer un proyecto de unos 20.000 millones de dólares para la construcción de varias plantas de este tipo en los alrededores de Sydney. Bueno, yo espero que nunca les toque utilizar este agua reciclada para consumo doméstico porque de verdad lo necesiten...

14 agosto, 2006

Una nueva semana

Hoy es lunes, 14 de agosto de 2006. Poco a poco me voy acostumbrando al estilo de vida australiano. Hoy he hecho mi segunda compra en Coles, y creo que puedo decir que ya tengo todo lo necesario para la supervivencia básica, media e incluso avanzada. Mi barrio me va gustando. Es muy tranquilo y bonito (ya tomaré alguas fotos para enseñároslo).

La calle principal, Glebe Point Rd, está llena de pequeños comercios, tiendas de alimentación, cafeterías, restaurantes de todo tipo y algunas librerías y tiendas de discos. El sábado pasado visité el mercadillo que cada fin de semana se instala en la explanada adyacente a un colegio de la zona (aquí podéis ver una fotografía del mismo, aunque ya haré las mías propias). Fue agradable. Venden desde comida hasta ropa, pasando por objetos de decoración, pulseras, collares o plantas. En algunos puestos es posile incluso recibir un masaje relajante. Glebe, pasa por ser uno de los barrios más bohemios y de ambiente más variopinto de todo Sydney. En sus calles hay desde galerías de arte hasta locales donde te puedes hacer un tatuaje o piercing. Me gusta.

El caso es que esta mañana he hecho mi primera colada en casa. Me ha ido bien; ya tengo práctica. Me he dado cuenta de que no tenía nada donde meter mi ropa sucia. Hasta ahora la estaba dejando en un hueco del armario. Así que cuando más tarde he salido a hacer la compra he adquirido esta práctica cesta plegable de tela (ya ves mamá que lo tengo todo pensado):

Lo más importante es que ya me estoy comenzando a centrar en el trabajo. Me han pedido dos cosas: una presentación en powerpoint mostrando un poco cuál es mi background, hablando sobre qué he hecho en la vida hasta el momento, y un documento explicando de qué va lo que he estado haciendo hasta ahora en robótica móvil para ver cómo me pueden ayudar mejor. Así que por el momento no he tenido demasiado tiempo para visitar la ciudad con calma. Sin embargo, ahí va este aperitivo para los curiosos. Es una panorámica que tomé junto al National Maritime Museum el primer fin de semana que estuve en la ciudad. Afortunadamente, el tiempo ha mejorado bastante desde entonces.

10 agosto, 2006

Por fin "en casa"

Ayer por la noche llegué con mis maletas al 6 de Cook St. Hoy jueves lo he dedicado a disfrutar y a tomar posesión de mis nuevos dominios en Sydney. Me he levantado a las 8:00, algo más tarde de lo que lo vengo haciendo durante esta pasada semana; más que nada para celebrar que por fin he dormido en algo parecido a un hogar.

Una vez aseado he salido a la calle principal, Glebe Point Rd, y tras tomarme un big breakfast con huevos, tostadas, bacon, tomate y patatas fritas me he encaminado al principal centro comercial de la zona: el Broadway Shopping Centre. Una cosa entre La Vaguada y el Plaza Norte 2 pero con más sabor oriental. Nada más entrar, derecho al supermercado Coles, algo así como un Carrefour a la australiana. Coles es la segunda cadena de supermercados de Australia después de Woolworths (esto lo sé porque alguien con mucho tiempo libre se ha dedicado a introducir información de ambos supermercados en wikipedia: Coles en wikipedia y Woolworths en wikipedia).

Bueno, tienen de todo. Aparte de la sección dedicada a alimentación oriental (a la que tal vez dedique un reportaje fotográfico monográfico) me han llamado la atención otras muchas cosas. Por ejemplo, los sprays de aceite de oliva (ya sé que en España también los hay, pero seguro que no son tan populares como aquí), el Nesquik de sabores (distintos al de chocolate, se entiende, que yo no había visto hasta ahora) y la cerveza enlatada. Pero enlatada en lata de la que se abre con abrelatas, y en tamaño king size. Ah, y hablando de latas, los refrescos vienen en lata de 375 ml, algo más grande que el tamaño al que estoy acostumbrado.

En fin, pues he hecho mi compra. La primera compra importante. Me he aprovisionado de lo básico: detergente, suavizante, arroz, azúcar, leche, huevos... y me he comprado unos filetes de canguro que me he comido tan ricamente con una ensalada (también ha sido mi primer plato cocinado en Australia). No encuentro que la carne de este animal sea nada del otro mundo... y a veces mientras la masticaba se me pasaba por la cabeza que acaso el canguro no sea otra cosa sino una rata trotona...

El resto de la tarde: ver programas infantiles en la televisión australiana (tal vez haya que dedicar otra monografía a este tema), organizar fotos y videos, y trabajar. Todo un lujo de día.

09 agosto, 2006

Un acontecimiento singular

Esta noche he sido testigo (y protagonista) de un acontecimiento singular en la vida de los australianos. La noche del 8 al 9 de agosto de 2006 ha sido noche de censo. Se trata de una encuesta que se realiza cada cinco años, y que tienen que contestar todas las personas que se encuentren en ese momento en Australia.

¿El objetivo? Conocer cuánte gente hay en cada parte de Australia, qué hacen y cómo viven. El formulario consiste en unas cincuenta preguntas sobre temáticas que van desde los orígenes étnicos de la persona que lo rellena, hasta su nivel social y cultural. También se pregunta sobre posibles discapacidades de las personas, para comprender mejor cuáles son las necesidades de asistencia a grupos específicos.

El caso es que anoche cuando llegaba a mi hotel me sorprendieron con el sobre que contenía el formulario, y me explicaron que tenía que entregarlo rellenado al día siguiente, o hacerlo a través de la web del censo. Es posible consultar resultados de pasadas ediciones en la web del departamente australiano de estadísticas. Aquí se pueden descargar los datos obtenidos en formato excel. Por ejemplo, la siguiente tabla muestra cuánta gente hablaba inglés en Sydney en 2001, y cómo de bien lo hacían, según su lugar de nacimiento:


Y todo esto, como ellos dicen, para "construir una Australia mejor".

07 agosto, 2006

Baby steps

"Baby steps" ("pasos de bebé"). Eso le decía el policía chungo de la serie "Invasion" (Sheriff Underlay) a su mujer (Mariel) después de que a la pobre le succionara su ADN un pez fluorescente extraterrestre para convertirla en una especie de mutante, mitad humano mitad alien. El sheriff se refería a que los comienzos son difíciles. Cuando la vida experimenta un cambio radical, hay que aprender muchas cosas desde cero, y no siempre se tiene un maestro para ello.

Ayer lunes 7 de agosto hice mi primera colada. Utilicé para ello la lavandería que hay en el hotel Sydney Central a disposición de sus huéspedes. Estoy aquí desde el sábado pasado, cuando sin haber hallado aún un agujero donde cobijarme en Sydney, me encontré con la sorpresa de que no había reservado más noches en el hotel Vulcan, y a causa de una serie de eventos programados para el fin de semana en la ciudad me iba a ser prácticamente imposible encontrar hotel. Afortunadamente encontré habitación aquí. Y aquí me voy a quedar hasta el miércoles, día en el que por fin podré mudarme a mi residencia definitiva en Cook St. El Sydney Central es cutre, pero está limpio, y es barato ($49 por noche, la mitad de lo que pagaba en el Vulcan).

Aquí en general todos los hoteles, albergues, pensiones y similares cuentan con un cuarto de lavandería a disposición de los huéspedes. Un lavado de 35 minutos cuesta $3, y usar la secadora durante una hora, otros $3. Así que por el módico precio de 6 dólares (unos 3,8 euros) tienes toda tu ropa limpia y seca. Además también te puedes planchar la ropa sin cargo adicional. He subido algunas fotos de la cocina comunitaria y de la lavandería del hotel Sydney Central.

Los australianos son gente tranquila y apacible en general. A veces parece que están cabreados o de mal rollo cuando hablan... pero no; lo que pasa es que su acento es así. A mí a veces me cuesta entenderles, pero supongo que poco a poco me iré acostumbrando. A pesar de su en general amable conducta, parece que también son capaces de delimitar su terriotorio y pueden sacar las uñas cuando hace falta. Y si no, mirad la bonita estampa que encontré esta mañana mientras daba un pequeño paseo después de desayunar:


Por cierto, una de las cosas que me han gustad de la ciudad de Sydney son los semáforos. No es por echarme flores, que no me gusta (qué va, qué va, ¿a mí echarme flores...? no me gusta nada), pero aquí tienen implementada una idea mía sobre la que muchas veces he reflexionado; en cada paso de peatones regulado mediante semáforos, el peatón tiene que pulsar un botón para poder cruzar. Es decir, si nadie pulsara ninguno de estos botones en toda la ciudad, la circulación se regularía como si sólo existieran vehículos en las calzadas. En cambio, cuando alguien pulsa uno de estos botones, el sistema lo tiene en cuenta para abrir el semáforo de los peatones en el momento oportuno. De esta manera, a veces es posible cruzar la calzada de manera casi instantánea, mientras que otras hay que esperar un poco más. Pero el sistema tiene una ventaja evidente... ¿No os habéis parado nuca a pensar en esos semáforos que cortan el tráfico en un paso para peatones, sin que haya nadie esperando para cruzar? ¿Y esos coches que tienen que esperar para nada? En fin, a mi es algo que siempre me ha llamado mucho la atención, especialmente durante las noches, con las calles prácticamente desiertas de peatones, y los coches parados a veces sin motivo aparente... me siento como si me hubieran copiado la idea. Pero siendo positivos... ¡Gallardón, faraón! ¡Si estás leyendo este blog, aplícate el cuento y ponlo en acción!

Para terminar, ahí va este pequeño video del embarcadero de Circular Quay.


Sale el Sol

Bueno, parece que las cosas van mejorando poco a poco. Es domingo 6 de agosto por la tarde, y aunque en el hotel no tengo acceso a internet, puedo escribir este post gracias a un extensión de Firefox muy chula que se llama "Performancing" (la recomiendo a todos los blogeros).

Después de casi una semana en Sydney, creo que puedo decir que he conseguido encontrar un hogar para los próximos meses. Se trata de una habitación en una casa de la calle Cook Street, en el barrio de Glebe (más información sobre el barrio de Glebe y su calle principal, Glebe Point Road). Ahora me siento más tranquilo; mis días de vagabundo parecen tocar a su fin. Pero, ¿cómo he llegado a este momento? Pues ha sido duro. Veréis:

El jueves fue el primer día que comencé realmente la búsqueda de piso. Estaba bastante desorientado y preocupado. Por una parte, lo que había visto de la ciudad no me había gustado para nada. Además, la idea de alquilar algo para mí sólo se había comenzado a esfumar, ya que por un lado nadie alquila nada por menos de seis meses, y por otro muchos de los lugares están sin amueblar, lo cual es una complicación añadida. Además, tampoco parecía sencillo encontrar habitaciones, o pisos compartidos para permanencias de menos de seis meses. Me daba cuenta de que cuanto más tardara en encontrar alojamiento, peor sería después. Por último, hay que tener en cuenta que Sydney es una ciudad realmente extensa. Y no sólo eso, sino que su situación geográfica, en una zona costera plagada de bahías de perfil muy recortado, hace que las distancias puedan llegar a ser realmente grandes. Quería centrar mi búsqueda en zonas lo más céntricas posible, y cercanas a la UTS; pero estas zonas son también las más caras, claro. Además, me daba miedo meterme en un zulo; en una ciudad con tanta afluencia de estudiantes de procedencias tan diversas como es Sydney se puede encontrar de todo (aquí vienen a estudiar australianos de todo el país, asiáticos de prácticamente todos los países y algunos europeos). ¿Algún ejemplo de lo que se puede encontrar?

  • Muchos de los anuncios de piso compartido, son en realidad anuncios de habitaciones compartidas, y no especialmente baratas por cierto.
  • Estuve en una residencia, que dispone tanto de estudios individuales como de apartamentos y estudios compartidos. Me enseñaron uno de los estudios (el único que podían tener disponible a corto plazo) y era para mear y no echar gota. Esta residencia tiene una página web para reservar el alojamiento por anticipado. Te cobran $170 sólo por la solicitud. Imagino que muchos estudiantes hacen la reserva desde sus países, antes de viajar, para asegurarse el alojamiento, y luego llegan allí y se encuentran el pastel.
  • Existen pisos en los que meten hasta 9 estudiantes. Si las condiciones fueran buenas, no me habría importado, pero yo también andaba buscando algo un poco más tranquilo. Al fin y al cabo, sólo tengo cuatro meses para hacer muchas cosas... y no es cuestión de tentar a alguien como yo con muchas juergas. Algunos sabéis que me distraigo con una mosca volando.
En fin, el jueves llamé y escribí a mucha gente. Los pisos que mejor pinta tenían ya no estaban disponibles. Y además cometí un error que he descubierto ayer: en muchos de los correos que mandé indiqué mal mi número de móvil australiano. ¿Por qué? Pues como no sabía cuál era mi número (había olvidado la documentación de Vodafone en el hotel) le hice una llamada perdida a Jaime para así poder copiarlo. Pero él me mostró un número erróneo. Así que todos esos correos fueron con mi número de teléfono mal. Ayer el propietario del dichoso número le pidió a Jaime que me dijera que por favor no fuera dando su número de teléfono por ahí. En fin...

El caso es que el viernes por la mañana alguien me responde por correo...¡en español! Casi se me saltan las lágrimas cuando lo leí. Se trata de un chico colombiano que vive con su compañera en una bonita casa cercana a Glebe Point Street. No está especialmente cerca de la UTS, pero tampoco está especialmente lejos de ningún lado. Así que le llamo y acordamos una visita para ese mismo día por la tarde. Aún no conocía ese barrio, pero cuando llegé me encantó. Como el resto de los barrios, tiene una calle principal (Gebe Point St.) con muchas tiendas, comercios y restaurantes. En ella está uno de los pocos restaurantes españoles de la ciudad, llamado "Tapas" (por cierto, no veáis lo que cobran por unas gambas al ajillo...). La casa me gustó. Está limpia y tiene incluso un pequeño jardín en el que organizan barbacoas algunos fines de semana. La cocina es bonita, hay una zona de comedor y una zona de estar en la parte superior, con un televisor grande y reproductor de DVD. Además disponen de conexión a internet y tienen lavandería (aquí no todas las casas tienen la lavadora, y mucha gente va a hacer la colada a establecimientos en la calle). Pedían $200 semanales más gastos, y $800 de fianza. No es que fuera una ganga, pero la casa estaba muy bien, y Carlos (que así se llama el chico colombiano) me caía bien.

Bueno, el caso es que el domingo por la mañana he ido allí a conocer a su compañera, y han decidido que me puedo ir a vivir con ellos. Por supuesto, he puesto mi mejor cara de niño bueno y de no haber roto nunca un plato. Les he explicado mi situación, ellos me han hecho preguntas sobre mis hábitos y propósitos para estos cuatro meses, y finalmente hemos llegado un acuerdo. Al final la cosa me ha salido un poco más cara... Para asegurarme la habitación, les ofrecí pagar $230 semanales. Me pareció que el factor más importante en mi contra era que sólo estaría con ellos hasta el 1 de diciembre, así que se me ocurrió ofrecerles un poco más. No sé si hice bien o mal. El caso es que mi oferta entraba dentro de mi presupuesto (ya recortaré de otro lado) y a ellos también les ha parecido razonable. Lo importante es que la habitación es mía, está amueblada (también me proporcionan las sábanas), el piso es bonito, tengo dos armarios grandes y ciertas comodidades. Además los dos parecen encantadores, y con Carlos tengo la oportunidad de hablar castellano. Mi objetivo era que estos cuatro meses aquí sean lo más agradables posible... espero que así sea. Lo malo es que seguramente hasta el martes o el miércoles no pueda mudarme allí. Habrá que aguantar un poco más.

Bueno, que me enrollo. He de decir que los correos que me escribieron Belén y Carlota han servido para subirme bastante la moral. Muchas gracias chicas, de verdad. Supongo que esto es lo que tiene no haber tenido nunca problemas realmente importantes en la vida: que cualquier bobada te parece un mundo. Como decían los Monty Python: "Always look on the bright side of life". Bueno, también he comenzado a tomar algunas fotos y videos. Poco a poco iré mostrando las cosas bonitas de Sydney. Aquí va este aperitivo (la foto está hecha con mi Nokia 6280):


Ah, y después de una semana con el cielo encapotado y lloviendo, hoy el Sol está brillando y la gente parece más feliz por las calles. Yo también.

04 agosto, 2006

Dolor y lágrimas

Bueno, la búsqueda de piso no va como me las había prometido... La idea de alquilar un piso para mí solo la he descartado. Nadie alquila un piso por un tiempo inferior a seis meses, y yo estaré sólo cuatro. Además, me he dado cuenta de que esto es un poco deprimente para mí.

¿Por qué deprimente? Sydney no es lo que me había imaginado. De acuerdo, Sydney Opera House es bonito. Circular Quay tampoco está mal. Y el centro de la ciudad es muy espectacular, con los edificios muy altos y gente por todas partes. Pero el resto de la ciudad... es raro. Nada que ver con España. Al menos, con la España que yo conozco. Y no digamos con madrid. En Madrid no es normal encontrar calles relativamente cercanas al centro de la ciudad desiertas un día de entre semana por la mañana. Y mucho menos sin tiendas.

Aquí los barrios parecen tener una o dos calles principales con comercios, un centro comercial grande de vez en cuando, y el resto de las calles residenciales y... desiertas. Ni un alma, oye. Algún despistado de vez en cuando que no se sabe a dónde va. Me han explicado que se debe a la baja densidad de población Australiana, y a un hecho evidente que es que la mayoría de las casas son muy bajas, de manera que la densidad de población por unidad de superficie se reduce, claro. No sé, es muy raro y diferente, y me apena. Ya iré poniendo (cuando tenga tiempo) fotos de mi propia cosecha, y no las que vienen en las guías de viaje, para que os hagáis una idea.

Además está el tema de la comida... que es un poco caquilla. Es todo comida rápida, y como aquí yo creo que la mitad de la poblacion son asiáticos y chinorris... pues eso, comida asiática y chinorris. Pero comida asiática y chinorris de la rápida. Y de vez en cuando, algún restaurante. En fin, que tengo una gana de tener acceso a una cocina para hacerme una pechuga de pollo a la plancha con ensalada que no lo puede imaginar nadie. Esta tarde voy a ver un piso en el barrio de Glebe que no tiene mala pinta. Y además el dueño habla español, lo cual me va a simplificar la comunicación con él. No tiene mala pinta, y si me gusta pienso cogerlo. No está lejos de la Universidad, mi habitación está amueblada, la cocina tiene buena pinta y hay conexión wireless a internet. Todo por el módico precio de AUS$200 semanales. Para lo que he visto por ahí, está bien, creedme.

Buenas noticias. Hoy he tenido la primeria reunión algo seria con mis supervisores, Jaime y Dissa. Como ya me habían adelantado, Dissa es una persona encantadora. Y además muy inteligente; en seguida ha comprendido lo que he hecho hasta ahora, por qué lo he hecho, y para qué sirve. Y lo más sorprendente es que le ha gustado pero bastante bastante. Y que me va a ayudar a mejorar lo que son los aspectos teóricos del invento, que cree él que son bastante prometedores (eso cree al menos después de una charla de media hora o poco más). En resumidas cuentas, que cree que se puede hacer SLAM con el rollo que me he inventado, y que es posible modelar la incertidumbre de las entidades geométricas de mis mapas. Vamos, que le ha molao y que se ha puesto muy contento el hombre (o al menos esa impresión me ha dado a mí, tal vez porque quería oir algo bueno).

Bueno, ya os contaré si mañana tengo piso, o no. Espero que sí, porque ya va siendo hora, y éste al menos no parece un zulo. ¡Permaneced al tanto del blog que la cosa está que arde...!

01 agosto, 2006

Sano y salvo en Sydney

¡He llegado! Y... sí, sano y salvo. Sano y salvo y jodido, porque no veáis el coñazo de viaje. Si alguna vez viajáis a Sydney (o, en general, hacéis un viaje largo) pillad asiento de pasillo. Así podréis levantaros más fácilmente a estirar las piernas o a hacer esas cosas que hacemos los seres vivos que comemos y bebemos. Por cierto, ¿será comida el sandwich de lechuga (creo que era SÓLO lechuga) que me dieron en el avión de British Airways?
Por cierto, que a través de la web de British Airways es posible reservar con antelación el asiento, de manera que ya he reservado uno para el viaje de vuelta. Los de Qantas se lo curran bastante. Es la comañía con la que he volado a Sydney, y con la que regresaré a Londres en diciembre. Los aviones son grandes, la comida no está mal (al menos caliente) y dentro del kit de viajero te dan hasta un par de calcetines azules para que te los pongas durante el viaje y estés más cómodo.

Respecto al viaje... La escala entre Londres y Sydney fue finalmente en Bangkok. Me hubiera gustado pasear más rato por el aeropuerto, y comprar alguno de los productos exóticos que allí se vendían, pero estaba realmente cansado del vuelo desde Londres, y sólo tenía ganas de coger de nuevo el avión para llegar a Sydney. He subido algunas fotos del aeropuerto de Heathrow y del aeropuerto de Bangkok. Siento no haber estado más inspirado al hacerlas... Durante el vuelo, todo el mundo a dormir en cuanto podía. Afortunadamente no olía demasiado a quesito, y los pocos niños dentro del avión se portaron como campeones y no dieron la lata (seguramente, a consecuencia de algún tipo de narcótico potente introducido por sus propios padres o por la tripulación del avión en su comida). Yo sé de uno que, de hacer este viaje este viaje de pequeño, le habrían tirado desde el avión en algún lugar indeterminado del Mar Caspio. Por lo demás, cada asiento cuenta con su propio monitor en el que se emiten continuamente películas, capítulos de series de televisión y dibujos de la Cartoon Network.

¿Qué os puedo contar de Sydney? De momento, no mucho. Llegé a eso de las 6:10 de la mañana y salir del aeropuerto fue una odisea. Había colas por todas partes, para revisar el pasaporte y controles aduaneros. No se puede introducir en el país nada de comida, ni plantas, ni semillas, ni medicinas, ni nada de nada. Así que entre unas cosas y otras no llegué al hotel hasta las 9:00. Por cierto, el hotel está bien, muy cerca de la universidad, y está limpio y hay de todo. Lo único malo es que están en obras de mejora y hay un poco de polvo por las escaleras, y ruido de gente trabajando, y que la recepción sólo está abierto de 7:00 a 19:00. Me han dado una llave extra para que si quiero entrar fuera de esas horas, lo haga por una puerta especial. La habitación tiene aire acondicionado, secador de pelo, televisor (no sintonizado, y con lo listísimo que soy no he sido capaz de cazar ningún canal...) y, cómo no, una tetera para poder calentar agua (también están las bolsitas de té, café soluble y azúcar).

Lo poco que he visto de Sydney me ha parecido triste. Supongo que porque a la hora que he llegado entraba la gente a trabajar. Está todo nuevo, ordenado, en los pasos de petaones está indicado en el suelo a qué lado hay que mirar antes de cruzar, y hace frío. Sí, hace frío. Osea, rasca, pero frío, vaya. Y yo me he venido preparado. Así que no pasa nada.

Resumiento, llegué al hotel, me duché, desayuné (el Vulcan big breakfast lleva dos huevos, dos tostadas, tomate, champiñones y bacon a la plancha como para parar un camión) y me metí en la cama. Cuando me desperté me vine a la universidad, conocí a Jaime Valls (muy majete, por cierto) y me conecté a internet para empezar a mirar el tema de los pisos. Pero como estoy cansado, y me ha dicho Jaime que mañana hablamos con calma y me da algunas indicaciones sobre el tema de pisos y tarjetas telefónicas, pues me parece que me voy a cenar a un centro comercial que hay aquí al lado en Broadway y a la cama otra vez. ¡Mañana más!